Hace ocho años, disfrutando de unos días en Huesca, decidimos en familia probar la práctica del Barranquismo. Llegado el día de la experiencia no me encontré en condiciones y no pude realizar mi tan soñada hazaña de recorrer el Barranco de Viandico en los límites del Parque Nacional de Ordesa, en el Cañón de Añisclo. Todos regresaron contando lo bien que lo habían pasado haciendo rápel para descender, saltando a las pozas de agua fresca  y disfrutando del curso del río con un paisaje de montaña envidiable.

Me prometí a mí misma que disfrutaría de una experiencia similar lo antes posible, dada la buena aceptación de la misma entre mis allegados. Han tenido que transcurrir bastantes años para poder disfrutarla, eso sí, por partida doble. El primero ha sido el Barranco del Berrós en el lago de La Torrassa, en el Pirineo de Lleida; y el segundo el Barranco del Furco en Broto, Huesca al lado del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Estas dos experiencias inolvidables han enriquecido mi vida y me han ayudado a crecer, a practicar la atención plena y ser consciente de la emoción del miedo y de mi cerebro reptiliano. Al superar los obstáculos que nos íbamos encontrando a nuestro paso, me iban invadiendo una mezcla de sensaciones, sentimientos y pensamientos que han reforzado la confianza en mi propia capacidad, la seguridad en mí misma y la satisfacción de saber que puedo enfrentarme a retos y dificultades avanzando en mi camino de vida. Ha sido un gran entrenamiento.

Ya me conocéis, enseguida he pensado en montar una formación con monográfico sobre EL MIEDO con un final de la misma excitante, consciente y pleno con la práctica del Barranquismo. ¿Os apuntáis? ¿Habéis practicado en alguna ocasión? ¿Cómo fue vuestra experiencia?

 

LOLI